Había una familia la cual estaba integrada por dos hijos, Pedro y Pablo y una hija llamada Sara la cual fue la última en nacer quien perdió su visión a los dos años de edad por una droga mal suministrada.
Sus córneas se debilitaron tanto que no fue posible operar.
Sin embargo con ayuda de sus padres logró estudiar y graduarse en derecho y alcanzó un reconocimiento muy grande por los casos que ella defendía.
Entró a un colegio donde cursó su primaria y su bachillerato, en cuarto de primaria conoció al niño Carlos que simpatizó con ella y en lugar de burlarse por su limitación, le colaboraba y estaba siempre atento a cualquier dificultad que se le presentara a su compañera.
Sara aprendió a querer al niño que a pesar de ser muy pobre, luchó por alcanzar un buen reconocimiento para ser becado y así terminar sus estudios ayudado también por la música que era una de las cosas que más le gustaban.
En cierta ocasión y ya cursando el último grado de bachillerato, la familia del niño llamado Carlos que en este momento ya era un joven; notaron que él se había enamorado de Sara y le escuchaban decir que daría la vida por darle luz a los ojos de la agraciada Sarita.
El humilde joven se enamoró de la doctora y su inquietud era poderle devolver la visión pero los médicos le dijeron que sólo con un trasplante sería la única solución.
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"Soy un alumno, que como mis demás compañeros tengo dificultades para aprender y aprendo conforme al ritmo del grupo…entonces ¿ por qué me etiquetas como niño con discapacidad o especial?; ¿acaso mi dificultad de aprender está fuera de la normalidad?; ¿ y si es todo lo contrario, por qué tu ignorancia me sigue etiquetando?" Yadiar Julián
jueves, 13 de mayo de 2010
EL AMOR ES MÁS FUERTE QUE LA MUERTE.
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