miércoles, 4 de enero de 2012

Feliz Cumpleaños: Louis Braille.


Tomado de TifloHomero
URL: http://tiflohomero.blogspot.com/
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Permitidme que comparta este artículo que he escrito, en nombre del Club Braille de Madrid que coordino, con motivo del cumpleaños de mi recordado Louis Braille.
Que os guste.

Hoy es 4 de enero y para las personas ciegas esta fecha es siempre un referente que no debemos olvidar, perder de vista.

Y es que hace 203 años nacía, en el seno de una familia francesa de artesanos del cuero, un niño, el 4º, en el que sus padres depositaban sus esperanzas para ser cuidados en la vejez.

Ese niño, encontraba en el taller de su padre todo un paraíso en el que jugar y soñar pero, a sus 3 años, se hirió en un ojo con una de las leznas empleadas en la guarnicionería paterna y poco después, esa herida derivaría en ceguera.

El tiempo y el amor de sus padres y de quienes ya vislumbraban su talento singular, conduciría al pequeño Louis al colegio de jóvenes ciegos de París, fundado bajo el calor de la Ilustración, por un filántropo, Valentín Haüy. Allí, él y otros como él, podrían aprender nociones básicas que les ayudaran a tener un futuro mejor aunque las condiciones del centro no fueran, ni mucho menos, las más adecuadas.

Louis demostraría que, en medio de la adversidad, el ser humano es capaz de sobreponerse y superarse. Alcanzó las mayores calificaciones, llegó a desempeñar el puesto de organista en una iglesia parisina y el de profesor en aquel colegio, además de ser premiado por su brillantez académica. Pero, más aún, tuvo la genialidad de inventar, a partir de la idea de Charles Barbier, un militar de los ejércitos napoleónicos, un código de lectura y escritura para que, mediante el tacto, los ciegos del mundo pudiéramos gozar de la llave del conocimiento, mediante el acceso a la información.

A los 43 años falleció, aquejado de tuberculosis, derivada de aquellas insalubres condiciones en las que se hallaba el colegio de ciegos.

Paradójicamente, la ceguera le fue originada por una punta y otra punta, el punzón con que realizó las incisiones en el papel para producir su sistema de puntos salientes trajo la luz a los ciegos.

El rechazo que, en sus orígenes, el braille generó por envidia o desconocimiento, pronto se demostraría baldío. Su legado iba a ser toda una revolución, un salto hacia adelante para las personas aquejadas de ceguera.

Hoy su código mantiene plena vigencia y sin negar las ventajas de el audio o la tecnología, que lo complementan, sigue siendo esencial para los invidentes.

Afortunadamente, cada vez hay más presencia del braille en la sociedad, bien que menos de la que debería. Porque el poder disponer de medicamentos y otros productos, bienes y servicios cotidianos, rotulados en braille, es necesario, imprescindible diríamos, para ayudar a que las personas ciegas tengamos una vida autónoma y plena. Hagamos, en definitiva, realidad el sueño del pequeño Louis.

Quienes tanto le debemos, por su invento y su testimonio de entrega tenaz, queremos compartir nuestra felicitación, nuestro recuerdo emocionado.

Louis Braille, sin duda que lo sabe: cada vez que las yemas de los dedos de una persona ciega descubren, igual que cualquiera otra lo hace viendo, gracias a sus puntitos, la evocadora magia de un nombre, una ciudad, una historia, un mensaje, la discapacidad se transforma en capacidad diferente, en superación.

Hagamos que siga vivo, recordémosle y luchemos porque el braille forme parte de nuestras vidas, de nuestro entorno.

Autor: Jesús Alberto Gil Pardo
Madrid, 4 de enero de 2012

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